by:

Paúl Moscoso Riofrío

Jun, 2020

 
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Virus, Nueva Normalidad y Sociedad

 
 
 

El siguiente texto fue repasado durante las dos últimas semanas de mayo. Su información contiene una manera de recuentos históricos y un análisis a un evento actual, el coronavirus. El ánimo de la publicar este texto ha sido por evidenciar las formas de pensar de los individuos en momentos tan complejos e inestables como la presente crisis. A inicios de junio, cuando el texto se terminó, fue quizá el último instante en donde usamos nuestro tiempo para mono-pensar. Es decir, el coronavirus y los efectos de la pandemia son aún motivo de titulares, afectando cada espacio y momento de nuestras vidas, pero el abanico de otras o más contrariedades y sucesos en la vida de todos es quizá lo suficientemente grande, para captar todo o simplemente ya no es transcendental para el vivir cotidiano. He aquí el argumento: 

Virus, Nueva Normalidad y Sociedad

Estando a pocas horas del fin del aislamiento social existen varias dudas que surgen a simple vista. Sobre todo, lo que significará una “nueva normalidad”, denominado enfáticamente desde los gobiernos. Mis dos grandes incertidumbres son; ¿Cómo y qué circunstancias hacen falta para a sentirnos “normales”? 
En Ecuador desde el 17 de marzo se ordenó el inicio del encierro social (oficialmente conocido como aislamiento social). Desde aquel día, las personas nos hemos convertido en seres del interior. Salir a dar un paseo o vivir experiencias en el mundo exterior parecen un lujo que no nos podemos dar. Claro, cada individuo debe restringir nuestras libertades en ánimos del bienestar de todos, especialmente mayores de edad y personas con complicaciones de salud. Repito mi inicial pregunta; si en un futuro es de sentirnos “normales”, ¿Estamos dispuestos a reinventarnos y aceptar las oportunidades que brinda el presente desastre?
El continuo contacto social del cual nos hemos estado desacostumbrando en las últimas semanas ha transformado nuestra percepción de la realidad. Se habla de una “nueva normalidad”, como apuntando a que el mundo anterior a la pandemia se lo podía considerar normal. Es decir, vamos a vivir bajo una lupa de nueva normalidad, entonces todas las manifestaciones humanas así lo serán. Pienso que implicaciones tendrá para la política, la economía, el arte, las ciencias, la religión, etc. La llegada del COVID19, en el caso de mi país, nos llegó cuando nos encontrábamos en una penosa situación mental y material. En cierto modo, complaciente con los estragos de la sociedad contemporánea. Solo ahora que nos encontramos encerrados, es cuando empezamos a pensar en lo que realmente es vivir en libertad y en condiciones normales. ¡Esta idea me agrada mucho! Lo que más temo, por otro lado, es consecuencia directa de lo anterior, creernos normales en la vida pre-virus no es regresar a febrero 2020. Tanto Ecuador como el planeta entero no tienen las mínimas condiciones ideales de vida para sus habitantes, después de que la pandemia pase, es una tarea de mucha reflexión y decisiones convenientes. 

¿Qué herramientas actualmente poseemos para motivar un cambio de normalidad mientras nos quedamos en casa? Para empezar muchos dichosos aún tenemos salud, el siguiente paso es un poco más complicado. Quizá valdría seguir la pista de iniciativas positivas que nuestra sociedad está actualmente demandando. El concepto de la economía circular, por dar un ejemplo; es mantener servicios y productos más tiempo en uso y generar sistemas continuos de apoyo. Ejemplifico esto con la siguiente anécdota. 

 
 

El Bioparque Amarú de la ciudad de Cuenca, es un emprendimiento familiar de la familia Arbelaez Ortiz, que busca la conservación y educación de la vida silvestre presente en la región austral del Ecuador. Hasta este 2020 el parque ha garantizado la protección de aproximadamente 1,200 animales, cuya actividad genera sustento para cuarenta empleados del parque y sus respectivas familias. Muchas de estas familias son vecinos de la zona donde está ubicado, Rayoloma, al Sur de la ciudad. 
El parque se mantiene operativo con ingresos de taquilla como principal fuente de financiamiento. Por lo que en el actual contexto significa una precaria decisión para Amarú, cerrar sus puertas al público y con ello los recursos que mantienen el lugar. Ya que las disposiciones de aislamiento social son genéricas, un parque de vida silvestre en asilamiento social no es igual a otras clases de espacios. Para una empresa de oficina parar actividades por el distanciamiento social significa mandar a sus empleados a trabajar desde casa. Lo que sucede es que en Amarú, los animales seguirán comiendo y merodeando el parque, se debe mantener continuamente sus instalaciones, los gastos veterinarios y sueldos para los empleados que dan todos estos servicios son inevitables. Para mantener este centro de rescate animal en marcha, durante una pandemia, los recursos necesarios son onerosos. 


Dos semanas atrás, conversé con Victoria Arbelaez, ella es fundadora y administradora del parque Amarú. Sus opiniones fueron contundentes respecto a las necesidades que tienen en el parque. Aproximadamente se necesitan USD 36.000 cada mes para cuidar y alimentar todos los animales. La situación de este parque, pero en general de todos los centros animales en el país pende de la capacidad de nuestra sociedad de apoyarnos y levantarnos en conjunto. Actualmente han manejado la crisis a través de donaciones de productos agrícolas perecibles. De una empresa avícola consiguen que los pollos que no podrán ser vendidos, puedan alimentar reptiles, aves y mamíferos pequeños. De los supermercados en la ciudad se entregan excedentes de frutas, hortalizas y verduras no aptas para las perchas y con ello alimentan toda clase de herbívoros. Finalmente, de los ranchos y haciendas cercanas, consiguen que vacas o caballos que han muerto por condiciones naturales puedan donarse para alimentar grandes felinos.

Todos estos valiosos recursos se limitan a la capacidad de generar empatía entre empresas y personas en la ciudad, estando ya en el segundo mes de aislamiento, de quizá algunos más en esta condición, los recursos que tendrán que seguir ingresando son clarísimos y la empatía no podrá mermar. 


La conversación nos llevó a tratar de vislumbrar la capacidad del parque para generar adicionales proyectos que generen recursos. Tanto Victoria, como todo el parque son consecuentes de las barreras tecnológicas y de los recursos limitados de nuestra sociedad, por lo que sus nuevas iniciativas son dignas de mencionar. Existirán campañas de donaciones, crowfunding en inglés, abierto al apoyo de virtual todo el mundo (link), esperan abrir un nuevo servicio digital llamado “Amarú va a tu casa” donde a través de una pequeña contribución se puede hacer una video llamada educativa con animales. Se está gestionando para que estudiantes de escuelas y colegios que debían visitar el parque en este año lectivo, lo hagan digitalmente para así no perder fondos académicos. Existen planes de crear membresías y apadrinamientos de animales desde universidades, empresas y el público en general.


En Amarú toda asistencia será siempre bienvenida, quizá si cada uno de nosotros hacemos un esfuerzo para apoyar el trabajo del parque sus necesidades irán siendo solventadas. Yo mismo me emocioné con esta idea, y hace un par de semanas pude recolectar una caja de manzanas de una huerta personal para donar al parque. Debo confesar que me inicialmente me encontré electrizado por apoyar los esfuerzos de este parque. Si bien conversar con Victoria me permite observar una realidad semi amarga. La cantidad de recursos que un parque animal en verdad necesita es muy grande, que, a pesar del apoyo personal como la de una caja de manzanas resulta insignificante. Sumemos esfuerzos colectivos, enfoquemos nuestro mayor interés en lograr cambios transcendentales. Cada manzana cuenta.

 
 
 

Si un fenómeno tan radical como el coronavirus llegó para cambiar nuestra forma de pensar como humanidad, creer que nuestras acciones en el mundo harán un gran cambio en la sociedad quizá sea absurdo mental, lo que pasa que una mínima acción, como apoyar los esfuerzos de un parque que busca la protección de la vida silvestre a pesar de sus limitados recursos, es valedera. Pero nuestro mayor esfuerzo debe ser lograr que los proyectos que Victoria me mencionaron sean los que mayores réditos generen para salvar al parque, con lo mejor que tiene que ofrecer, que es ser un parque.

Se repite en teoría y práctica la paradoja de pensar en cambios de paradigmas hacia la “nueva normalidad”. Como es normal considerar un planeta condenado a la explotación, destrucción y la extinción masiva de la naturaleza. Como es normal una sociedad consumida en la banalidad de escándalos de toda índole, guerras, hambre y violencia. Quien tenga en sus manos o cerca (asumo seremos la mayoría) un smartphone, computador, radio o TV, se convierte instantáneamente en espectador y al mismo tiempo en autor de esta crisis. Hemos visto y escuchado un acontecimiento tras otro, la mayoría consecuencia de esta tragedia, pero muchos resultados de nuestro caótico legado como sociedad aún sin siquiera la llegada del coronavirus. Cada persona debe concebir el problema y sus soluciones, las ideas parten desde casa y pasarán pronto a la ciudad, así como todo espacio exterior. Seamos artífices de una nueva normalidad en donde pensemos antes de actuar, en donde nos demos una mano entre colectivos e individuos. 

 
 
 

A lo largo de pasadas pandemias, estas las catástrofes lograron iniciar la reingeniería general dentro de las sociedades. La necesidad que genera vivir bajo el miedo de una enfermedad nueva siempre es la puerta para la innovación. Los cambios en salud pública están estrechamente vinculados a los cambios en planificación urbana y el diseño de nuevos ambientes construidos. Invito a todos y todas a empezar el día de mañana que termina el encierro, con un ánimo de ingenio personal y comunal, no basta con añorar la pasada normalidad, es tiempo de proponernos una experimentación ágil e innovadora, la voluntad de romper con los marcos del pasado y propiciar la creatividad en bien de la humanidad y el planeta.  

 
 

Reference list

AMARU webpage: www.zoobioparqueamaru.com

AMARU funding:https://www.gofundme.com/f/covid19-crisis-fund-to-save-bioparque-amaru?teamInvite=RVMqLADZ8GRBp9ZGIKKKZVLqHTDjRYxA7vNAU4Ia8zVDp24UhySi6jEms0UUPpkN&utm_medium=email&utm_source=product&utm_campaign=p_email%2Bteaminviteemail

ENTREVISTA: Ing. Victoria Arbeláez_Directora Administrativa_Amaru Bioparque Cuenca